Los trastornos del espectro del autismo (TEA) se engloban en un conjunto heterogéneo de alteraciones del neurodesarrollo cuya sintomatología definitoria incluye, además de un trastorno en el desarrollo sociocomunicativo y un patrón restringido de actividades e intereses, otro tipo de manifestaciones clínicas que varían enormemente de un individuo a otro.
Para comunicarse con la persona autista es necesario un ajuste de conductas, no pretender establecer las mismas estrategias que utilizaríamos con el resto de la clase, se estaría perdiendo el tiempo; además de generar una situación ansiosa y frustraste. Es importante dar pautas concretas, no hablar demasiado, con mucho contenido, se aturde fácilmente, y se consigue que no escuche.
Su espacio vital debería estar organizado, además de saber anticipar todos los hechos posibles. la mayoría de las cosas se aprende y ellos aprenden en igual medida.
El caos en su mundo no tiene cabida, sería uno de los mayores errores que se pueden cometer. necesitan orden en sus actividades, y por supuesto, utilizar apoyos y referentes visuales, estos son muy útiles para trabajar todo tipo de contenidos, además, de ser una gran ayuda para la orientación espacio-temporal.
Las rutinas en las clases deben ser tan consistentes, estructuradas y tan previsibles como sea posible. Hemos de advertir de los cambios de horarios, días de vacaciones, ubicación de materiales, mediante explicaciones con apoyo visual.
En cuanto a la conducta debemos registrar y analizar, aquellas conductas que nos preocupan, haciendo especial hincapié en conocer: qué, cómo, cuándo, dónde, con quién...
Es importante llevar un control de sus conductas, logros y estados de ánimo.
Comprender el Autismo no es fácil, hay tantas variantes como personas autistas.
La Intervención Temprana es crítica para poder beneficiarse de todos los programas eficaces enfocados en el desarrollo de habilidades de Comunicación, Socialización y Cognición.