La lectura y la escritura son uno de los aprendizajes que más preocupan a los padres. Es importante saber que dichos aprendizajes se apoyan en unas bases que deben estar bien arraigadas. El tener un buen desarrollo del lenguaje oral y unas habilidades linguisticas y metalinguisticas es primordial para abordar estos contenidos. Aunque también hay que reconocer que no son las únicas habilidades, pueden influir otros factores.
El comprender que las palabras están formadas por sonidos individuales, y que suceden en un orden temporal, no es nada fácil. Estimular para sentir estos sonidos, a modo de juego, en distintos ámbitos, hace crear esa conciencia tan necesaria para lograr una lectura adecuada desde muy pequeños, reconocer que el fonema, la palabra y la sílaba forman parte de este aprendizaje.
La conciencia fonológica se práctica y aprende con actividades diversas, no surgen sin más, de forma espontánea.
La lectura consiste en transformar los grafemas (letras)en fonemas (sonidos) y la escritura en transformar fonemas en letras (grafías). Por ello es necesario trabajar estas habilidades de forma sistemática. Un adecuado procesamiento fonológico es necesario para aprender a leer y escribir.
Los niños comienza a desarrollar formas de conciencia fonológica desde los 2 y 3 años. A partir de los 5 años las habilidades son más complejas
Desde muy pequeños se trata de estimular, de disfrutar del lenguaje a nivel auditivo, reconocer y usar los sonidos del lenguaje hablado.
En ocasiones detrás del fracaso escolar hay errores fonológicos. Existen estudios, que señalan que los niños que llegan a la lectura sin completar este prerrequisito de aprendizaje no consiguen una buena lectura. Los niños deben identificar los sonidos que contiene el lenguaje antes de leer. Es más positivo utilizar tiempo para conseguir esta conciencia que avanzar de forma poco sólida en la lectura.
Estas actividades no solo se deben de realizar en el colegio, también las familias deben colaborar en todo este proceso. El desarrollo de las habilidades fonológicas durante los primeros años nos puede ayudar a detectar tempranamente posibles dificultades de lectura.